
El director Adam McKay ofrece un vistazo a Dick Cheney, considerado el vicepresidente más poderoso en la historia de los Estados Unidos, en el filme Vice, con el que su protagonista Christian Bale se acerca nuevamente al Oscar, tras sus triunfos en los Golden Globes y los Critics’ Choice Awards.
La cinta podría describirse como un planteamiento de cómo conseguir el poder y qué hacer con él. Además, todo aquel que ejerza su derecho al voto o aspire hacerlo, debería prestar atención a los 132 minutos de esta tragicomedia biográfica.

Tras impresionar en The Big Short, centrado en la crisis económica de 2007 a 2010, McKay vuelve al ataque con la propuesta centrada en el cuadragésimo sexto vicepresidente de los Estados Unidos, que sirvió para el presidente George W. Bush de 2001 a 2009.
Junto a Bale, Amy Adams, Steve Carell y Sam Rockwell, recrean cómo Cheney – un reservado burócrata de Washington – subió poco a poco en la escalera política hasta llegar a la Casa Blanca.
Lo bueno…
Apostando al estilo que le resultó efectivo en The Big Short, McKay presenta de manera entretenida, original y enérgica, temas que para algunos podrían resultar pocos llamativos. La Guerra de Irak, la tortura extrema a sospechosos, los ataques del 11 de septiembre y las compañías de petróleo, se abordan sin temor en la cinta, que estrena hoy en Fine Arts.

Sin duda, uno de los mayores atractivos de Vice es su elenco. Adams es excelente como Lynne Cheney, figura leal y responsable de encender la llama que propulsa la carrera de su esposo. Mientras que Carell, es genial como Donald Rumsfeld, secretario de defensa para el presidente Gerald Ford y luego Bush. Rockwell tampoco decepciona como el presidente Bush. De hecho, una de las mejores escenas del filme es cuando trata de reclutar a su vicepresidente.
Pero Bale es la verdadera estrella de la historia. El actor se sumerge por completo en el personaje, para el que subió 40 libras y que podría conseguirle otro premio Oscar, luego de imponerse en la categoría de mejor actor de reparto en 2011, por su trabajo en The Fighter.

Lo malo…
El único problema que enfrenta Vice es toda la información que maneja y que podría resultar abrumadora. Lo mismo podría decirse del humor, uno que sin duda no es para todo el mundo. Si en los primeros 10 minutos no te montas en el tren, la cinta posiblemente no es para ti.

En fin…
No obstante, la película se tira de pecho a la hora de mostrar lo que una persona es capaz de hacer para conseguir poder y luego qué decide hacer con él. El nuevo filme de McKay funciona, además, como una advertencia para futuros votantes.
