A 50 años del estreno original del icónico filme de horror, The Exorcist, mañana llega a cines un nuevo caso aterrador en la forma de The Exorcist: Believer. La sexta entrega en la franquicia de horror, funciona como secuela directa a la cinta original del director William Friedkin, quien falleció el pasado agosto. Dirigida y escrita por David Gordon Green (Halloween Kills, Halloween Ends), esta nueva película sigue a los padres desesperados de dos niñas poseídas, que buscan a la única persona viva que ha tenido experiencias similares: Chris MacNeil, madre de la niña poseída del filme original. La cinta incluye la participación de Leslie Odom Jr., Ann Dowd y Ellen Burstyn.

Luego de haber tomado las riendas de la franquicia de horror Halloween con su más que decente secuela directa a la original, Halloween (2018), Gordon Green logró dos entregas más (Halloween Kills, Halloween Ends) que terminaron empañando la serie. Ahora, el cineasta toma las riendas de The Exorcist, para intentar revitalizar la franquicia nuevamente.

Lamentablemente, la jugada no resultó favorable. The Exorcist: Believer termina siendo otra película de horror del bonche, que no tiene nada que buscar con la original de 1973. La nueva entrega no ofrece nada nuevo dentro del concepto de la serie, uno que ya a estas etapas peca de fatiga. En adición, la nueva entrega carece de terror, escalofríos y/o emociones. Uno pensaría que con dos niñas poseidas, tendrian chance de provocar doble terror, ¿no? Pero este no es el caso. El guión, a cargo de Peter Sattler y Gordon Green, deja mucho que desear a la hora de darnos personajes de los que la audiencia pueda aferrarse y apoyar, y de encontrar una manera efectiva de refrescar y hacer lucir interesante el concepto del exorcismo para una nueva generación.

Incluso, Gordon Green y compañía apuestan a la nostalgia, y traen de regreso a la veterana actriz Ellen Burstyn, para nuevamente interpretar su papel de 1973. Dicha jugada resulta atropellada, hiriendo todo lo que se establece en el primer acto. Burstyn, quien hace lo que puede con el material, es completamente desaprovechada en su regreso. Desde que su personaje entra en pantalla, la película intenta malamente de halar por los pelos una conexión superficial al clásico original. Dicha decisión deshace lo que se había logrado hasta el momento, eliminando cualquier tipo de originalidad en el asunto.

El único punto brillante de la película lo es el actor Leslie Odom Jr. (Hamilton, Knives Out: Glass Onion), quien hace todo lo posible por elevar el material en mano, y darle algo de espina emocional a su personaje, padre de una de las niñas poseídas. ¿El resto? Un exorcismo mal logrado.