Este jueves aterriza en cines una de las películas más esperadas del año, Doctor Strange in the Multiverse of Madness. Dirigida por Sam Raimi (Spider Man 1,2,3), la vigésima octava entrega del universo cinematográfico de Marvel Studios toma lugar unos meses después de los eventos de Spider-Man: No Way Home y ve al Dr. Stephen Strange viajar a través del multiverso, con la ayuda de viejos y nuevos aliados místicos, para enfrentar un misterioso y poderoso enemigo. La secuela del filme original, Doctor Strange (2016), cuenta con la participación de Benedict Cumberbatch, Elizabeth Olsen, Rachel McAdams y Chiwetel Ejiofor.

Multiverse of Madness resulta en un entretenido viaje a través del multiverso que ofrece varias sorpresas y unos cuantos sustos, pero no sin sus tropiezos a lo largo del camino. Aunque la cinta sí expande un poco más el concepto del multiverso (No Way Home, Loki) y explora el área un poco más tenebrosa del MCU, la cinta termina siendo no tan ambiciosa o efectiva en ambas áreas.

Entre los grandes aciertos del filme se encuentra la interpretación de Elizabeth Olsen como Wanda/Scarlett Witch. Continuando su racha caliente de la serie WandaVision, la actriz luce genial aquí, plasmando en la pantalla grande el gran conflicto interior que Wanda viene cargando hace tiempo. Los mejores momentos de la película incluyen a Olsen canalizando la furia y tristeza de la temible bruja Scarlet Witch, que muestra sus grandes poderes en la cinta. Por otro lado, Benedict Cumberbatch (The Power of the Dog) también logra muy buen trabajo como el veterano Avenger, luciendo aún más cómodo en el rol, que lleva interpretando desde 2016. Aquí el actor luce bien ante la oportunidad de jugar más con el humor sarcástico del personaje, sino que también con las diferentes situaciones alocadas y horror de la historia.

En adición a esto, otros aciertos son la excelente banda sonora del veterano Danny Elfman y las varias sorpresas y grandes cameos que incluye el filme a la hora de jugar con la idea del multiverso y sus infinitas posibilidades.

Por otro lado, la visión y estilo del veterano cineasta Sam Raimi (Oz, Drag Me to Hell) le inyecta una sensibilidad terrorífica a la cinta, que la aparta de las demás entregas y de la fórmula del exitoso estudio. Para bien o para mal, la dirección de Raimi deja su marca sobre la historia y el universo de Marvel. Ver a Raimi canalizar su pasado trabajo como Evil Dead a través del prisma de Doctor Strange, puede ser divertido para algunos como tedioso para otros. Lamentablemente, en esta ocasión, su estilo constantemente se siente en batalla con el estilo de Marvel. Y, en mi libro, su visión termina secuestrando la cinta.

De la mano con esto, para ser una película que promete un viaje lleno de horror y locura dentro del multiverso, la realidad del caso es que no se compromete del todo en ambos casos, resultando en una historia algo decepcionante. Para las grandes posibilidades del multiverso, la cinta no toma grandes riesgos, y mucho termina siendo puro fan service, por el solo hecho de ser fan service. Y, en cuestión del tono de horror, la película también deja mucho que desear. Raimi nos entrega un poco de esto en algunos tiros de cámaras, secuencias de acción y visuales que van de la mano con la banda sonora. Es decir, que para ser una película donde Marvel tuvo la oportunidad de hacer algo bien diferente y especial, que abre la puerta al multiverso y horror del MCU, el estudio se la jugó bastante seguro, para bien y mal. En fin, la película realmente funciona, más que nada, como el verdadero final de la serie WandaVision.