Desde hace unos años, la estrategia de tomar clásicos animados de su inmenso catalogo y convertirlos en live-action remakes para la pantalla grande, le ha funcionado muy bien a Disney. Éxitos como Cinderella, The Jungle Book, Beauty and the Beast Dumbo, han generado mucha demanda en ver la misma jugada aplicada a otros clásicos como The Lion King, The Little MermaidPinocchio Mulan. Veintisiete años luego de su estreno original, este jueves llega a cines locales el live-action remake de Aladdin, éxito del 1992, protagonizado por la leyenda Robin Williams.

En esta ocasión el cuento popular es dirigido por Guy Ritchie (Snatch, King Arthur, The Man from U.N.C.L.E.) y protagonizado por Will Smith, Naomi Scott y Mena Massoud. La cinta narra como Aladdin, un chico callejero y ladrón, se enamora de la princesa de Agrabah, Jasmine. Para impresionarla, Aladdin usa una lámpara mágica para pedir tres deseos al poderoso Genie, que ha estado atrapado en ella hace miles de años.

Lo bueno…

Para mi sorpresa, Aladdin funciona no tan solo como un entretenido viaje cubierto de magia y nostalgia para los fans de la original, sino que también como un divertido y asombroso cuento de hadas para una nueva generación que nunca ha visto la cinta animada. Aladdin respetuosamente rinde tributo y paga homenaje al clásico del 1992, pero aun más importante que esto, logra poner su propia estampa sobre dicha historia. En otras palabras, Aladdin sí logra atrapar la magia de la cinta original de Disney.

Uno de los grandes aciertos de esta versión live-action lo es el Genie del veterano actor Will Smith (Independence Day, Men in Black). Ante imposible tarea de igualar o mejorar la increíble interpretación del fallecido Robin Williams del 1992, el actor rinde tributo a lo que vino antes, pero inteligentemente decide crear su propio camino con el mágico personaje. Smith nos da un Genie carismático, muy cómico, más vulnerable y con mucho más que hacer. Contra viento y marea, Smith de alguna manera logra estar a la altura del desafío. Verlo cantar su versión hip de números como “Friend Like Me” y “Prince Ali” es sumamente encantador y gracioso. Al final de todo, Genie es el corazón de la cinta y Smith “delivers”.

De igual manera, los jóvenes actores Mena Massoud y Naomi Scott impresionan y brillan grandemente como Aladdin y Jasmine. Ambos emanan inocencia y energía a sus respectivos personajes, produciendo una maravillosa química en pantalla. Verlos abordo de la adorable alfombra mágica mientras cantan “A Whole New World”, es sumamente romántico y hermoso. Incluso, Scott es quien realmente sobresale y se convierte en la MVP de la cinta, dándonos la mejor princesa live-action de Disney hasta el momento. Scott es realmente una revelación como Jasmine.

En cuestión del material nuevo añadido en esta versión, la mayoría funciona ya que ayuda a desarrollar un poco más a los personajes principales. Aladdin tiene varios momentos que ayudan a entender de donde viene y lo que desea, mientras que Jasmine deja claro su sentir en un precioso y poderoso tema nuevo titulado “Speechless”. Incluso, la cinta expande similarmente la historia del Genie, para bien. Esta área nueva sin duda apelará a los que ya se saben de memoria el filme original, pues es algo refrescante y que moderniza la historia.

Cabe distinguir el trabajo de la actriz Nasim Pedrad (SNL, New Girl), quien interpreta el nuevo personaje, Dalia, doncella y confidante de Jasmine. Dalia complemente todo lo que tiene que ver con Jasmine, de la misma manera que Genie complemente el lado de Aladdin. Pedrad se roba toda las escenas en las que participa, logrando que su presencia sea una adición acertada dentro de la historia.

Lo malo…

Ahora, el fallo más grande es su villano, Jafar. De la manera en que el personaje está escrito e interpretado por el actor holandés, Marwan Kenzari, deja mucho que desear. El icónico villano aquí es desperdiciado y relegado a una mera sombra de lo que fue en su versión animada. Aquel Jafar tenía presencia, emanaba maldad y provocaba miedo. Aquí Jafar sirve de villano genérico, sin ofrecer nada de lo anteriormente mencionado, resultando en completa decepción.

Cabe mencionar entre los desaciertos, el tropiezo de los efectos visuales en algunos momentos. Aunque el trabajo fue mejorado bastante luego de aquel controversial primer vistazo a Genie hace unos meses atrás, la realidad es que aun así el trabajo de CGI lamentablemente traiciona la genial interpretación de Will Smith en algunas secuencias.

Por último, existe un momento en esta nueva versión que me sacó por completo del filme. El mismo involucra a Jasmine y es una secuencia muy bonita y con un propósito muy claro e importante, pero de la manera en que su director Guy Ritchie la maneja no es la mejor. Incluso, puede llegar a confundir al publico. Debido a esto, la secuencia entera evoca un C-movie del Disney Channel. 

En fin…

En general, Aladdin es otra victoria para Disney. Esta extravagante producción live-action y modernizada para nuestros tiempos brindará alegría y nostalgia a los fans del clásico animado, mientras que impresionará y divertirá a los jóvenes que aun no conocían del famoso cuento de hadas. Tanto me gustó Aladdin, que se ha convertido en mi live-action favorito de Disney hasta el momento. La misma sorprenderá y encantará a toda la familia. 3.5/5

Aladdin estrena en cines este jueves, 23 de mayo.