Este pasado jueves estrenó en cines locales el drama y romance erótico, Fifty Shades Darker. La secuela al hit taquillero Fifty Shades of Grey del 2015, sirve como la segunda entrega a la serie de novelas escritas por E.L. James. En esta ocasión el cineasta James Foley remplaza a Sam Taylor-Johnson en la dirección, y la actriz Kim Basinger entra en un papel secundario importante. En esta segunda parte, vemos como Christian jura cambiar sus maneras para poder regresar a los brazos de Anastasia. Luego de que las cosas van mejorando, el pasado de Christian amenaza con acabar con su relación.
Lo bueno…
El único aspecto positivo que se puede apreciar en esta decepcionante secuela, son las actuaciones de los protagonistas Dakota Johnson y Jamie Dornan. Mientras Johnson se siente más segura en sus escenas sexuales, Dornan es quien realmente da dos pasos hacia adelante, en comparación a su trabajo en el primer filme. Aquí Dornan se siente más relajado y cómodo en su papel, y tiene más material pasable con el que trabajar. Por ejemplo, su personaje sonríe más aquí en los primeros 15 minutos, que en toda la primera película.
Quizás podríamos señalar también que las escenas sexuales aquí lucen más sexy que en la previa cinta. Esto se debe mayormente al nuevo director y a que la pareja de protagonistas están más sueltos.
Y eso es todo.
Lo malo…
¿Donde empezar?
El guión, a cargo de Niall Leonard, es tonto, incoherente y en general, peor que el del filme anterior. El dialogo es risible y en ocasiones te dejará con la boca abierta. Líneas como “tu me habrás enseñado a tener sexo, pero ella me enseño a amar” te retumbaran (para mal) el cerebro luego de salir de la sala. Fifty Shades Darker literalmente no tiene trama. Hace tiempo no veía una película en donde de principio a fin, nada pasa. El filme comienza con los amantes dejados, y en cinco minutos ya vuelven juntos. Durante los próximos 118 minutos hay (creo) cinco secuencias sexuales y dos subtramas absurdas que se resuelven literalmente fuera de la pantalla. El guión es una contradicción andante. Varios personajes dan giros y toman deciciones estúpidas, que no concuerdan con nada de lo ya establecido desde la primera entrega. Honestamente, todo es superficial y sin impacto
¿Y las escenas supuestamente candentes? Aunque sí lucen más sexy en esta ocasión, lamentablemente son una gran decepción nuevamente. Honestamente, encontrarás mejores escenas sexuales cambiando el canal y echándole a un vistazo a Showtime o Cinemax “After Dark” en estos próximo días. Y peor aun, nuevamente la cinta tiene un aire de machismo, constantemente presentándote a una hermosa Johnson completamente desnuda cada vez que puede, mientras de Dornan rara la vez enseña piel. Pienso que no es justo, y no tiene nada que ver con la historia primordial de la serie.
En fin…
Donde la primera pasó la prueba raspando simplemente por curiosidad y la actuación de Dakota Johnson, Fifty Shades Darker es simplemente un desastre. Una mejor actuación de Jamie Dornan y algunas escenas hechas con buen gusto, no son suficiente para salvar este pésimo filme. Incluyendo dialogo risible, personajes de cartón y una trama inexistente, Fifty Shades Darker es uno de primeros filmes malos del 2017.
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