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Warcraft es una de las franquicias de videojuegos más populares y exitosas en la historia. En su mejor momento la entrega MMORPG (videojuego de rol multijugador masivo en línea) logró tener unos 12 millones de suscriptores activos, y en su total de vida, 100 millones de cuentas fueron creados para jugarlo. Ahora le toca probarse en el cine con la nueva adaptación del director Duncan Jones y una mega producción de Legendary Pictures, Atlas Entertainment y Blizzard Entertainment. La misma trata sobre el primer encuentro entre las razas de los humanos y los orcos con un énfasis en ambos lados del conflicto – funcionando como tipo precuela a todo lo que ya se conoce sobre ese mundo.

Nota: Quiero dejar claro que personalmente no he jugado ninguno de los juegos. 

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Lo bueno…

Comenzamos por lo obvio. Warcraft es una tremenda experiencia audiovisual gracias a unos impresionantes efectos visuales – lo último ofrecido por los avances en tecnología. Termine gustándote o no la cinta, esto es innegable. Y es más que evidente en los primeros 10-15 minutos del filme, donde el director Duncan Jones (Moon, Source Code) hace tremendo trabajo de situarnos dentro del mundo de los orcos. Tan pronto el líder del clan Frostwolf, “Durotan” (interpretado energéticamente por Toby Kebbell) aparece en el recuadro y el director nos presenta la situación de su raza, el filme se encuentra en su mejor momento – fluyendo con energía, propósito y bastante promesa. Luego de finalizar la cinta, no queda duda de que el lujo de detalle de los efectos visuales y todo lo relacionado al mundo de los orcos lamentablemente es casi lo único positivo de Warcraft.

Cabe mencionar que la mayoría de las secuencias de acción sí funcionan. Las mismas son decentes y muy entretenidas. En particular, cada vez que el director nos presenta a los orcos en el campo de batalla, los procedimientos se tornan divertidos. Esto se debe a las diferentes decisiones que el director hace detrás de la cámara y los diferentes tipos de diseños de los orcos, sus blindajes y sus armas. Por ejemplo, una de las mejores secuencias del filme encuentra a “Durotan” retando al brujo orco “Gul’dan” (Daniel Wu) a una pelea mano-a-mano.

Lo malo…

El fallo más grande del largometraje lo es el guión a cargo de Charles Leavitt (Seventh Son) y Jones mismo. Aunque ya de entrada era hazaña dura lograr presentarnos una historia que hiciera sentido y una mitología desarrollada decentemente en tan sólo dos horas de duración, el resultado final deja mucho que desear en los ojos de un cinéfilo casual. Desde brincar de local en local constantemente y no darle suficiente tiempo para desarrollar o conocer mejor a cada protagonista, el guión se desploma bajo el peso de tanta información expuesta. Aunque el desarrollo del lado de los orcos es algo pasable, el de los humanos es malísimo. Todo lo relacionado a ellos es aburrido y superficial. Por ejemplo, el personaje con más enfoque del lado de los humanos, “Lothar” (Travis Fimmel) resulta como una versión barata y caricaturesca de “Aragorn” de los filmes (superiores) de Lord of the Rings. Lo mismo pasa con muchos de los otros personajes, causando que uno como espectador no pueda sentirse invertido en ellos.

Otro problema grande del filme lo es el casting no inspirado. Algunos actores (talentosos) escogidos para algunos de los papeles, no resultan bien. Nuevamente el lado de los humanos es el más que sufre. Por ejemplo, el mago humano “Medivh” interpretado por Ben Foster (3:10 to Yuma) es un traspaso desde el saque. Primero porque el talentoso actor proyecta juventud y no va de la mano con un rol de experiencia, y segundo porque no se le da mucho que hacer. Foster simplemente camina lánguido a través del filme, lanzando magia y repitiendo frases raras. Otro ejemplo, es la decepcionante interpretación de la actriz Paula Patton (2 Guns) como “Garona”, la semi-orca que tiene un cambio de corazón a lo largo del tramo. La talentosa actriz se ve tan ridícula en su atuendo y maquillaje, que lamentablemente es casi imposible coger en serio lo que dice o expresa. Incluso, hasta el mismo Dominic Cooper (Need for Speed) es totalmente desaprovechado al ser usado aquí como el “Rey Llane”.

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En fin…

Visualmente entretenida y presumiendo unos efectos impresionantes, Warcraft lamentablemente se queda corta a la hora de funcionar como el tan anhelado “mesías” de las adaptaciones de videojuegos a filmes. Aunque esta muy lejos de ser horrible y refleja una sincera y apasionada dirección por el cineasta Duncan Jones, el resultado es una embrollada y torpe aventura sin ningún tipo de impacto emocional. Fans de la franquicia puede que salgan satisfechos, mientras que el resto del público proclamará “Game Over”.

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