Babylon, la nueva oferta del cineasta Damie Chazelle (La La Land, Whiplash), es una de las películas más ambiciosas y descontroladas del año, y se estrena hoy en cines. La nueva épica del director de First Man (2018), es un drama con comedia de época que narra el ascenso y caída de varios personajes durante la transición de Hollywood del cine mudo al sonoro a finales de la década de 1920. Protagonizada por Margot Robbie, Brad Pitt, Diego Calva y Jean Smart, la cinta de tres horas y ocho minutos, recientemente fue nominada como mejor película por parte de los gremios Critics Choice y Golden Globes.
Dentro de su extenso recorrido, Babylon resulta en un proyecto que rinde tributo al poder del cine y la magia de Hollywood, y al mismo tiempo, que condena la industria del entretenimiento, los jugadores envueltos y la corrupción que la ha plagado desde sus comienzos hasta el sol de hoy. La nueva oferta de Chazelle es lo equivalente a ver un desastroso choque en la carretera, que envuelve 20 vehículos, explosiones y enorme destrucción, y de alguna manera, uno no puede apartar la mirada. La cinta efectivamente muestra ambos lados de la moneda, dedicando tiempo no tan solo al encanto de Hollywood, sino que también a su lado feo. A través de personajes como la estrella naciente Nellie LaRoy (Robbie), el veterano actor Jack Conrad (Pitt) y el asistente de cine que aspira a trabajar en la industria, Manny Torres (Diego Calva), Chazelle efectivamente explora el ying y el yang en el centro del filme. Desde fiestas lujuriosas llenas de sexo, drogas y música, hasta un recorrido oscuro al fondo del despreciable mundo clandestino de Hollywood, Babylon no pierde el tiempo a la hora de golpearte con exceso, locura y chabaquenería para lograr su punto.
Otro de los grandes aciertos es la manera en que el director y los escritores muestran el cambio de la guardia del cine silente al sonoro en Hollywood. Esta ola de innovación trajo un drástico cambio que impactó al séptimo arte en todos los ámbitos. Desde los artistas, uniones, miembros de los crews y ejecutivos de estudios, esta evolución afectó a todos, para bien y para mal. Y, a través de secuencias entretenidas Chazelle te muestra cómo este cambio dejó su marca a la hora de cómo filmar cine, sino que también tras bastidores con todos los envueltos. Una de las mejores escenas del filme, muestra a los personajes intentando rodar una simple escena, ahora con sonido, que se convierte en un ejercicio tedioso de repetición y frustración.
Como ya es de esperarse de cualquier película de Chazelle, la producción entera es una de ensueño. Las actuaciones de Robbie, Pit y Calva son geniales, cada uno brillando en sus respectivos papeles, en especial cuando se ven seducidos y amenazados por el poder de Hollywood. Mientras tanto, la cinematografía de Linus Sandgren (No Time to Die, La La Land), apoyándose de tonos sepia, resulta entre lo mejor del trabajo técnico. Y, por último, la banda sonora de Justin Hurwitz (Whiplash, First Man) es fácilmente una de las mejores del año. Mayormente motorizada de música jazz, Hurwitz logra transportarte a la época con facilidad. Evocando en momentos su trabajo en La La Land, Hurwitz genialmente le pone un punto de exclamación a los momentos de vacilón y baile, al igual que los de duda y peligro.
En fin, Babylon tiene sus fallas aquí y allá en cuestión de su ambicioso libreto y escala en general, pero con todo y eso, Chazelle y compañía logran entretener al espectador durante un viaje a través de un momento importante para el cine, lleno de sueños y pecados. En mi libro, Babylon es de las mejores películas del año.