Luca, la nueva oferta del reconocido estudio de animación Pixar, estrena hoy exclusivamente en la popular plataforma de streaming Disney+. Dirigida por el cineasta italiano, Enrico Casarosa (La Luna), la película número veinticuatro del estudio se aleja un poco de sus filmes más introspectivos y sofisticados como Inside Out y Soul, para deleitarnos con una hermosa e íntima historia veraniega llena de aventura y amistad.

Situada en la Riviera Italiana durante la década de 1950, la película animada sigue a Luca, un niño monstruo marino con la capacidad de asumir forma humana cuando está en tierra. Acompañado de su mejor amigo Alberto, ambos exploran la ciudad de Portorroso durante un inolvidable verano lleno de sorpresas.

Lo bonito y memorable de Luca yace en su escala más pequeña y personal. La sencillez de su historia, que también cuenta con pocos personajes, es sin duda uno de los fuertes del filme familiar. Evocando películas como The Little Mermaid y Splash, la cinta nos presenta a un joven monstruo marino que simplemente desea explorar un mundo muy diferente al de él. Y para lograrlo debe cambiar su físico para poder caminar entre los humanos. Parece un poco simple a primera vista, pero no lo es. Su director, Casarosa, usa este hilo para explorar temas más profundos como la amistad genuina, la aceptación, valentía, familia y ser uno mismo. Todo esto y más, mientras que la cinta te envuelve en su contagiosa aventura.

Otro de los grandes aciertos es la localidad del filme, que básicamente se convierte en personaje protagónico importante. La hermosas vistas italianas, los colores vibrantes e increíble cultura, sobresalen junto a la fantástica animación. La música, comida y lenguaje no tan solo conmueven a los personajes principales, sino que al público también. Al final de todo, uno termina hasta deseando montarse en un avión e irse de vacaciones para Italia. ¿A quién no le gustaría nadar en el mar de Liguria o correr una Vespa cerca del puerto de Portofino? ¿Alguien quiere un gelato?

Por último, Luca también toca de manera efectiva la fibra de nostalgia en uno. La película recoge a la audiencia en una ola nostálgica de recordar aquellos viejos tiempos donde la vida era menos complicada. Donde uno pasaba el verano en la playa, jugando con su mejor amigo o amiga. Donde la amistad era genuina y llena de pasión, y donde las preocupaciones no tenían espacio en nuestras mentes. Donde el sol brillaba y el océano refrescaba, y donde los primeros romances podían hasta nacer. Luca nos recuerda todo esto, y de una manera muy bonita. ¡Silenzio Bruno!