Hoy regresa a cines locales uno de los villanos más icónicos de Hollywood, The Predator. Dirigida y escrita por Shane Black, esta nueva película del famoso cazador de sangre verde, funciona como la cuarta entrega en la popular serie que comenzó con la original del 1987, Predator. En esta ocasión un par de Predators llegan a la Tierra por diferentes razones, y un grupo de mercenarios locos deben detenerlos y salvar a la humanidad. La cinta es protagonizada por Olivia Munn, Boyd Holbrook, Jacob Tremblay y Sterling K. Brown.
Lo bueno…
Uno de los aspectos más memorables del filme original del 1987 fue la dinámica del grupo de soldados batallando en la jungla, liderados por Arnold Schwarzenegger. Dicha mezcla de personalidades resultó para ese entonces en una buena química y humor. En esta ocasión, Shane Black, quién fue parte del elenco de la original, trata de emular dicho concepto. Uno de los fuertes de The Predator es su talentoso elenco y sus personajes eclécticos. El grupo de mercenarios chiflados trae energía y algunas risas a los procedimientos. Ver al grupo relajar y tirarse entre ellos mismos es entretenido y bienvenido.
Y, por supuesto, el otro fuerte de esta secuela con intenciones de renergizar la franquicia, es todo lo relacionado a los famosos cazadores. Desde el diseño físico de cada Predator, hasta el uso de su avanzada y genial tecnología, fans saldrán contentos con este departamento. Lo mismo puede ser dicho de la violencia exhibida y las muertes provocadas por los Predators. La cinta se apoya fuertemente de su clasificación R, para incluir una extensa racha de muertes que no decepcionará a fans de la serie.
Lo malo…
Ahora, donde la cinta tropieza grandemente es en su problema de identidad. Desde el saque, The Predator se encuentra en constante pelea consigo misma. En momentos, Shane Black nos entrega una película que discordantemente salta entre la acción bombástica, la comedia, la ciencia ficción, la nostalgia y lo serio. Su problema de tono termina siendo su peor enemigo. En momentos, The Predator vacila con convertirse en una parodia de todo lo que vino antes en la serie.
Otro desacierto yace en los efectos visuales y su tercer acto. El trabajo CGI deja mucho que desear. La calidad de dichos efectos va deteriorando con el transcurso del filme. Y, por último, el tercer acto sin duda es lo más débil de la cinta. La edición frenética, hoyos en lógica, decisiones cuestionables de algunos personajes, brincos geográficos y un final anticlimático, aquí resaltan negativamente.
En fin…
En fin, The Predator termina siendo una mezcolanza de ideas que nunca encuentra su norte. La pelea constante entre los diferentes tonos es demasiada marcada. Claro, todo lo relacionado a los Predators y su violencia es bastante entretenido, pero el resultado final es muy decepcionante – especialmente viniendo de un director y escritor como Shane Black. 2/5