El universo cinematográfico de horror y suspenso, que comenzó con The Conjuring en el 2013 regresa hoy a la pantalla grande local con su más reciente oferta, The Nun. La misma funciona como una precuela y como la quinta entrega de dicha serie, enfocándose en esta ocasión en la figura de la monja demoniaca que apareció por primera vez en el filme The Conjuring 2 del 2016 y luego en Annabelle: Creation del 2017. Producida por James Wan y dirigida por Corin Hardy, la película está situada en el 1952 y narra la historia de un sacerdote católico y una novicia, que son enviados a Rumania por el Vaticano para investigar el suicidio de una monja en el monasterio de Cârţa.
Lo bueno…
En donde esta precuela de horror brilla grandemente es en los visuales presentados. El director Corin Hardy, junto a su director de fotografía y departamento de maquillaje, le saca gran provecho al villano central del filme. Interpretada por la actriz Bonnie Aarons, la monja es quien claramente se roba la película cada vez que aparece en pantalla. Adicional a esto, el juego de luces y sombras del cinematógrafo Maxime Alexandre es muy acertado, junto al tremendo local en donde la historia se desenlaza. Filmada mayormente en Rumania, el Castillo de Corvino sirve como el escenario perfecto para la película. Y, añádele a esto todas las imágenes religiosas en exhibición, que acentúan constantemente la pelea entre el bien y el mal.
Otro acierto de The Nun recae en las actuaciones principales. Luego del excelente dúo de Vera Farmiga y Patrick Wilson en los filmes de The Conjuring, diría que el dúo de Taissa Farmiga (hermana de Vera) y Démian Bichir le sigue detrás en cuestión de calidad en actuación protagónica dentro de dicho universo cinematográfico. Ambos logran buen trabajo en sus respectivos papeles como la hermana Irene y el padre Burke. Ambos actores tiene buena química aquí, elevando el material en mano en todo momento. La diferencia en edad, trasfondo y personalidad de sus papeles, sirve para darnos una buena dinámica – incluyendo algo de humor.
Lo malo…
Dicho esto, el fallo más notable de The Nun es lo mucho que el director Corin Hardy depende de los infames “jumpscares”. Dicha técnica, que plaga la mayoría de las películas modernas de horror, se hace sentir marcadamente con el paso de la trama. Luego de un rato el ejercicio puede que irrite a algunos y/o agote a otros. Creo que el director pudo haberle sacado más el jugo al tenebroso local y su atmósfera natural.
Lo mismo también se puede decir de la constante ida y vuelta del guion en mostrarnos algo, para luego decirnos que en realidad no había nada ahí. Esta dinámica ocurre repetidamente desde que los protagonistas llegan al monasterio, y el impacto intencionado de dicho juego malvado se va desvaneciendo poco a poco.
Otro desacierto notable es la presencia de uno de los personajes secundarios, simplemente conocido como el “joven francés”. Interpretado por Jonas Bloquet, el mismo se siente fuera del tono principal. Ósea, su arquetipo se siente demasiado moderno para el tiempo y lugar de la historia. Además de esto, el francés desaparece y aparece a conveniencia del guión.
Adicional a esto, el final se siente un poco forzado y abrupto a la hora de conectar los acontecimientos del filme con el resto de la franquicia de The Conjuring. En otros filmes anteriores la conexión se ha logrado de mejor manera.
En fin…
The Nun ofrece una buena dosis de imágenes espeluznantes y un ambiente desconcertante gracias al diseño visual de su villano central, el trabajo de luz y un perfecto local. Aunque para mis gustos depende demasiado de los famosos “jumpscares”, creo que los fans en general de dicho universo cinematográfico saldrán satisfechos con esta precuela. En mi libro, The Nun queda entre medio de las películas de The Conjuring (las mejores) y las de Annabelle, las más flojas de la serie. Eso sí, ¡buena suerte durmiendo esta noche!