Hoy estrena en cines la nueva oferta de Paramount Pictures, el remake de Ben-Hur. Esta es la quinta adaptación basada en la novela del 1880, Ben-Hur: A Tale of the Christ, escrita por Lew Wallace. Dirigida por Timur Bekmambetov (Wanted), esta nueva oferta le sigue los pasos a las películas mudas del 1907 y 1925, el filme premiado del 1959 y la cinta animada del 2003 de mismo nombre.
Ben-Hur cuenta la épica historia de Judá Ben-Hur, un príncipe judío falsamente acusado de traición por su hermano adoptivo Messala, un oficial del ejército romano. Luego de sobrevivir años como esclavo, Judá regresa a Jerusalén buscando venganza.
Lo bueno…
La mayor oferta positiva de Ben-Hur lo es su reparto. Morgan Freeman (Shawshank Redemption) es más que servicial en un rol el cual es extendido en esta ocasión. El mismo le da vida a Sheik Ilderim, persona que rescata al protagonista y lo entrena a lo largo del tramo. Aunque su diseño visual y acento pueden distraer, la presencia de Freeman es muy bienvenida y sin duda mejora los procedimientos. Por el otro lado, ambos actores Jack Huston (Boardwalk Empire) y Toby Kebbell (Dawn of the Planet of the Apes) sobresalen grandemente. Huston sorprende como el protagonista Júda Ben-Hur, mientras que Kebbell nuevamente hace tremendo trabajo funcionando como villano en la pantalla grande – en esta ocasión como el romano Messala. La relación entre estos hermanos es el aspecto más interesante del filme, especialmente cuando llega la inevitable separación emocional, como física.
Al mismo tiempo, cabe notar que la dirección de Bekmambetov brilla en algunas ocasiones. El mejor ejemplo es la secuencia que toma lugar en el Mar Jónico durante los años de esclavitud de Judá. Aquí el director se luce presentándonos la horrible y sofocante situación de Judá, dentro de uno de los barcos. Considerando todo, pienso que esta secuencia opaca a la original del 1959, y es la mejor de este remake.
Lo malo….
El mayor problema de esta adaptación es que el guión funciona como un “greatest hits” de la historia original. Los personajes principales no son casi desarrollados, restándole al eje central emocional de la historia. El guión, a cargo de Keith Clarke y John Ridley, es desbalanceado y esporádico. En los momentos que necesitamos sutileza y detalles, el director se aleja y nos da ruido, y así viceversa.
También, las decisiones del director durante la secuencia final de la tan esperada carrera de carruajes, son cuestionables. En ella el uso de los tiros de cámaras demasiadas cercas, encima de la acción (a lo filmes Bourne) y el exceso de CGI usado, opacan bastante los procedimientos. En demasiadas ocasiones uno no puede disfrutar de la misma, ya que la acción no se puede apreciar. Dicha secuencia lamentablemente decepciona.
Otro fallo, aunque no tan serio, es el uso marcado y extendido de la figura de Jesucristo en esta ocasión. Su historia corre paralelamente a la de Judá y Messala, y aquí deciden presentarlo en varias ocasiones. El resultado es mixto, ya que su presencia es bienvenida, pero al mismo tiempo se siente muy manipulador y como un acción reaccionaria – como si lo necesitaran gravemente para elevar la cinta. Dicha movida empuja a que el filme se sienta más como uno bíblico hecho para la televisión.
En fin…
¿Necesitaba realmente el mundo otra adaptación fílmica de Ben-Hur? Probablemente no. Aunque esta nueva adaptación es pasable y entretenida en algunas secciones, lamentablemente el peso de los personajes no desarrollados, un guión endeble y la falta de innovación en las secuencias de acción, hacen que esta nueva versión termine siendo inferior a las anteriores.