El personaje ficticio de Tarzán, creado por Edgar Rice Burroughs, es uno de los más icónicos en la historia. Después de hacer su debut en Tarzan of the Apes en un magazín en 1912, el mismo desde entonces ha aparecido en un sinnúmero de encarnaciones a través de todos los medios. La más reciente siendo The Legend of Tarzan del cineasta David Yates. La misma ya se exhibe en cines locales y cuenta la historia de cómo Tarzán, luego de llevar una vida aristocrática junto a Jane, se ve obligado a regresar a las junglas de África y enfrentar su pasado.
Lo bueno…
The Legend of Tarzan tiene varias cosas a su favor. Una de ellas es el excelente elenco que incluye. El actor Alexander Skarsgård (True Blood), además de lucir muy bien en la parte física del papel, aquí es muy servicial como el protagonista. La encantadora Margot Robbie (Suicide Squad) trae mucho más de lo que se espera del personaje clásico de Jane, inyectándole una actitud descarada y llena de energía. Ahora, es Samuel L. Jackson (Pulp Fiction) quien se roba el show como George Washington Williams. El mismo funciona como punto de humor y representa al público que acompaña a Tarzán en su aventura. Aunque su interpretación distrae bastante, es innegable que logra su propósito de hacernos reír.
Otro aspecto positivo lo es la cinematografía a cargo de Henry Braham. Desde los arboles y ríos, hasta la neblina cubriendo las junglas de África, la misma es hermosa, cautivante y funciona como un personaje dentro de la historia.
Un elemento que también me pareció muy satisfactorio del largometraje, es que nos presenta una historia que no hemos visto casi anteriormente. Es muy bienvenido ver que nos cuenten que ocurre luego de que los mejores años de Tarzán quedaran atrás.
Lo malo…
El fallo más notable del filme lo es el trabajo de los efectos visuales. Para una cinta con un presupuesto de alrededor de $180 millones, los mismos dejan mucho que desear. Ósea, los animales se ven bien de lejos, pero el problema es notable a la hora de verlos interactuar con los humanos. También es muy notable en las secuencias en que Tarzán cuelga y se pasea de árbol a árbol. El CGI es demasiado notable, sacando a uno de la experiencia en varios instantes.
Otro gran fallo del filme yace en su ritmo desbalanceado. Por ejemplo, la misma se tarda en calentar y poner las cosas en movimiento. También, depende demasiado en “flashbacks” para rellenar lo que ya es una trama bastante genérica y simple. Básicamente la cinta va de “set piece” a “set piece”, rellenando lo demás con “flashbacks” y escenas de cuando Tarzán y Jane se conocieron por primera vez.
Cabe mencionar la interpretación del actor Christoph Waltz como el villano León Rom. Su trabajo aquí es demasiado similar al trabajo que ya ha hecho anteriormente. Aunque no es nada horrible, su participación sí termina siendo bastante decepcionante.
En fin…
The Legend of Tarzan es una entretenida, romántica e interesante toma sobre uno de los personajes más icónicos de todos los tiempos. Aunque flaquea debido unos efectos visuales por debajo de la norma y un ritmo frustrante, la misma logra salir a flote gracias a su tremendo reparto y una decente dirección por el veterano David Yates.