No cabe duda de que la original del 1996 fue una película revolucionaria para la industria del cine. Independence Day, además de ser un inmenso logro cuando hablamos del aspecto técnico, el filme del cineasta Roland Emmerich también elevó el estándar para los filmes blockbusters y veraniegos. Desde lo último en efectos visuales, hasta un fracatán de millones en la taquilla, los estudios han tratado emular el éxito de la película desde entonces. Ahora dos décadas más tarde, Emmerich y compañía regresan con la secuela Independence Day: Resurgence, para presentarnos un nuevo y poderoso ataque por los mismos extraterrestres.
Lo bueno…
IDR es pura diversión. Es como ese postre que todos sabemos que no es muy bueno para nuestra salud, pero nos lo damos y disfrutamos. Aunque jamás llega al nivel de la original, esta secuela si logra evocar el tono y el entretenimiento de la misma. Ya sea mediante unos efectos visuales estupendos, la acción desastrosa en pantalla o pura y simple nostalgia, IDR triunfa mucho más de lo que se tropieza. Nadie mejor que el director Roland Emmerich para llevarnos de la mano por “memory street”, y disfrutar de otra propuesta de devastación. Emmerich nuevamente nos recuerda quien sigue siendo el verdadero rey de este género.
Otro acierto grande del filme lo es su gran elenco. Los más notables son los actores veteranos que regresan aquí de la original como Jeff Goldblum, Bill Pullman y Viviva A. Fox. Por el otro lado, IDR nos presenta a nuevos actores jóvenes que toman las riendas, como Jessie T. Usher, Liam Hemsworth y Maika Monroe. Aunque estos juntos no pueden igualar la falta de Will Smith, en general logran decente trabajo dentro de lo pedido. En general, todos hacen muy buen trabajo, pero es el gran Jeff Goldblum quien se roba el show y es nuevamente oro aquí.
Lo malo…
Aunque definitivamente es parte de su encanto, IDR incluye un guión demasiado cursi, genérico y exagerado. Los cráteres en la trama, las coincidencias milagrosas y los brincos en la lógica, son el orden del día. Un sinnúmero de personajes (hasta los clásicos) entran y salen, sin ningún tipo de trasfondo o desarrollo. No entres a ver esta película esperando un buen trabajo elaborado en estos departamentos.
Otro fallo de la secuela es que al darnos personajes clásicos de la original y personajes nuevos de esta generación, pues no hay tiempo y espacio suficiente para cada uno de ellos. Similar al guión, esto se nota, pero tampoco es algo que moleste o afecte la experiencia por completo.
En fin…
Aunque jamás como la del ’96, Independence Day: Resurgence sí funciona al regalarnos lo que todos deseamos de un blockbuster veraniego: puro entretenimiento sin compromiso. Tonta, absurda y plenamente consciente de sus propios límites, esta secuela termina ganando tu afecto gracias a unos efectos visuales impresionantes, divertidas secuencias de acción y el bienvenido regreso de varios personajes clásicos. IDR debe ser vista en la pantalla más grande y con el mejor sonido posible. ¡Puro popcorn fun!