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Fantastic Four, la familia original de los cómics (1961), está de regreso en la pantalla grande. En esta versión más real y seria, dirigida por Josh Trank (Chronicle), cuatro jóvenes se teletransportan a un universo alternativo, que les confiere extraños poderes. Juntos deben aprender a aprovechar sus nuevas habilidades y trabajar en equipo para salvar a la Tierra de un poderoso enemigo conocido.

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Lo bueno…

Uno de los aspectos más atractivos de esta nueva versión del conocido cuarteto, es el tono más serio, fundamentado en la realidad. Doy algo crédito a Trank y compañía, por el hecho de tratar de hacer algo diferente e irse por otro lado dentro del mundo de películas de superhéroes. En esta ocasión, la traumática experiencia por la que estos jóvenes pasan, es horrible y espantosa. Osea, en vez de estos poderes sentirse como una bendición, aquí te los presentan como una maldición. Aunque la ejecución flaquea en su trayecto, sí me pareció interesante y refrescante el que hayan tomado dicho riesgo, apuntando a esta visión. En instancias me recordó a The Fly del 1986.

Aunque lenta en su ritmo, Fantastic Four hace decente trabajo a la hora de contarnos de donde vienen los personajes y mostrarnos su origen. Dentro de este primer acto, todo lo presentado funciona bastante bien.

Lo malo…

Fantastic Four ni es horrible, ni es buena. Más que nada, la cinta es decepcionante y una oportunidad desaprovechada. Sin tomar en cuenta todos los problemas que el largometraje tuvo tras bastidores en su producción, la realidad es que la misma padece del síntoma “Jekyll and Hyde”. Luego de un primer acto con promesa, el filme brinca y da un cambio total para lo peor. Es como si la primera mitad fue dirigida por una persona, y la segunda mitad por otra totalmente diferente. El cambio es brusco y demasiado marcado. La cinta pisa el acelerador para llevarnos de carrera a la obligatoria batalla final con el villano, Dr. Doom (aquí nuevamente débil). De repente, todo se siente forzado, de prisa y sin emoción alguna.

En cuestión de las actuaciones, con la excepción de Miles Teller y Michael B. Jordan que tienen buena química y muestran divertirse en momentos, los demás actores parecen ni querer ser parte de la película. El elenco, aunque talentoso, es totalmente desperdiciado – en especial, los actores Toby Kebell y Jamie Bell.

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En fin…

Fantastic Four es definitivamente mejor que los intentos anteriores (2005 y 2007), y está muy lejos de ser lo horrible que otros críticos la han tildado de ser. La realidad es que los fallos son demasiados y deshacen cualquier cualidad positiva del filme. En general, Fantastic Four se siente como una gran oportunidad perdida, que sufre de problemas de identidad.

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