
La estrella de Broadway y de ascendencia puertorriqueña, Robin de Jesús, literalmente logra el salto del teatro al cine en su nueva película, The Boys in the Band, que estrena hoy en la popular plataforma de Netflix.
Mejor conocido por su interpretación de Sonny en la obra In the Heights de Lin-Manuel Miranda, el talentoso actor de 36 años ha recibido nominaciones al premio Tony en tres ocasiones (In the Heights, La Cage aux Folles y The Boys in the Band). Su créditos también incluyen las obras Wicked, Rent, Grease, Godspell y Aladdin.
En la película The Boys in the Band, a cargo de Joe Mantello (Hollywood), de Jesús interpreta a Emory, un decorador de antigüedades gay y de herencia latina. Situada en 1968 en Nueva York, la historia sigue a un grupo de amistades gay que se reúnen para celebrar el cumpleaños de uno de ellos y ven su noche interrumpida por la visita inesperada de una vieja amistad del anfitrión.

La obra original fue escrita por Mart Crowley y debutó en 1968, y luego fue adaptada al cine por William Friedkin en 1970. Como parte de su aniversario número 50, la obra tuvo un reestreno en 2018 y ganó el premio Tony al mejor reestreno de una obra teatral. Ahora el mismo elenco del “revival”, compuesto por Jim Parsons, Matt Bomer, Zachary Quinto, Andrew Rannells, Charlie Carver, Brian Hutchison, Michael Benjamin Washington, Tuc Watkins y de Jesús, regresa para protagonizar esta nueva adaptación fílmica.
De Jesús, quien próximamente se reunirá con Lin-Manuel Miranda para la película de Netflix, Tik Tik Boom, recientemente conversó con nosotros sobre los retos de interpretar el mismo personaje en diferentes medios y sobre la ventaja de mantener al elenco intacto.
¿Se te hizo fácil regresar al papel de Emory para la película? ¿Piensas que te dio más espacio para desarrollar el papel más allá de lo que lograste en la obra?
La verdad es que cuando hice la obra fue uno de los papeles más difíciles de encontrar. Me tomó como dos meses poder encontrarlo en mi cuerpo y en mi ser, y lo que descubrí era que al yo intelectualmente entender la situación, la opresión y la vergüenza que tenía esta comunidad, a la misma vez, no lo absorbía. Yo decía, “pero es que todo lo que me hace falta en este papel está escrito en el guión, pero no entiendo por qué no encuentro el papel. Yo sé que yo tengo la facilidad de hacer esto, pero no lo estoy haciendo”. Y de momento, como que algo pasó, y entendí de una manera más profunda. Entonces cuando llegue a la película fue como que todos esos jugos naturales que usamos en Broadway ya estaban bien adobados, como quien dice. Se me hizo mucho más fácil en la película en ese sentido.
Lo que fue interesante para mi es que yo soy blanquito, pero también me identifico como afrolatino. Entiendo que soy blanquito y en la obra mi papel tiene muchas interacciones con una persona afroamericana. Y esas interacciones son unas donde yo a veces me rió de él por su negritud, y lo ofendo. En la obra, a la distancia, no todo el mundo cae en cuenta de ese conflicto. Pero en la película, lo interesante es que cuando me miras a la cara, como que me ves la cara de jabao’, más todavía. Y yo encuentro súper fascinante hablar sobre el colorismo en la comunidad latina y de la manera en que podemos mejorar y reconocer nuestra raza y de dónde venimos.

¿Por qué piensas que debió regresar el mismo elenco de la obra para la película?
Es difícil hacer una película con nueve actores principales juntos. Hay mucho que navegar en ese sentido. La idea de traer a alguien nuevo a una energía que ya existe, no hubiera sido bueno para la película y para el reparto completo también, porque después hay un cambio o hay algo que no entendemos. Pero al traernos ya juntos, esa idea de comunidad ya existe. Hay una energía ahí que no se puede actuar, que ya es orgánica. La magia ya estaba ahí. Hubiera sido ignorante de los productores haber cambiado algo de eso.
¿Piensas que esta dinámica ayudó tu interpretación en el filme?
Por supuesto. Yo tengo una suerte de que acuando comencé mi carrera siempre trabajé con gente de color (latinos, afroamericanos, asiaticos). Pero algo pasó en mi carrera alrededor de los 28 o 29 años donde no caí en cuenta que me encontraba en muchos grupos de gente que solo eran blancas. Y no hay problema con eso, pues me gusta trabajar y ser parte de buenas historias. Pero hay una diferencia en las culturas y a veces uno se siente que no es parte del grupo de la manera en que uno está acostumbrado con su gente. Con esta obra yo era el único latino y a veces no me sentía tan cómodo como me gustaría. Pero tener esa experiencia en Broadway me ayudó a saber manejar esa situación. Me dió la oportunidad de regresar a la película con una energía menos ansiosa. Con una energía, que en vez de enfocarme en que piensa este o este de mi, era de querer trabajar y hacer un buen trabajo. La conversación que me interesa a mi es la conversación que me ayuda a mi a ser el mejor actor que puedo ser en este cuarto.
The Boys in the Band estrena hoy en Netflix.
