Muchos decían que la novela best-seller de Ernest Cline del 2011, Ready Player One, sería imposible de adaptar al cine. Entre las numerosas razones validas, la más popular era el hecho de que la historia dependía exageradamente en pura nostalgia, pues incluía una enorme cantidad de referencias a la cultura popular (entiéndase cine, videojuegos, comics, música y otros), y un inmenso amor por la década de los 80. ¿Habría algún director que se atreviese a adaptar dicho material? Y si lo hubiese, ¿debería?

El legendario cineasta, Steven Spielberg, considerados por muchos como uno de los mejores directores y productores de cine de todos los tiempos, entonces entró en el panorama y junto a Warner Bros., decidió por desarrollar el ambicioso proyecto. El mismo nos presenta la historia de Wade Watts, un adolescente en el 2045, que diariamente opta por entrar en el Oasis, una popular utopía virtual de escala global, en vez de un mundo real que continúa empeorando. Cuando el excéntrico creador de este mundo muere, ofrece su fortuna como premio a la persona que logre encontrar su escondido “easter egg” dentro del Oasis. Esto propulsa la madre de los “scavenger hunts” dentro y fuera de dicho mundo virtual.

Lo bueno…

Steven Spielberg no decepciona. Ready Player One incluye de esa peculiar magia “Spielbergiana”, presente en otros de sus clásicos como E.T., Jurassic Park, Raiders of the Lost Ark y Jaws. A sus 71 años, Spielberg impresiona con una energía envidiable, colocando la cámara en ángulos inspirados y construyendo emocionantes secuencias de acción. Esa magia del puro blockbuster con olor a popcorn fresco, sinónimo con su nombre ya hace un buen tiempo, está presente de principio a fin de Ready Player One.

La adaptación de una obra, de un medio hacia otro, jamás será cien porciento fiel. En el caso de Ready Player One, Spielberg y compañía decidieron por cambiar bastante, pero mayormente para bien. Por lo general, los cambios resultan favorables para la historia, logrando mantenerse fiel al espíritu y corazón del material original, mientras que consigue su propia identidad cinemática.

Uno de los fuertes de la película es el trabajo visual. Los visuales son espectaculares, al igual que la cinematografía del polaco Janusz Kaminski, otro frecuente colaborador del director. El contraste entre los brillantes colores dentro del OASIS y los acentos pálidos en el mundo real, funciona a la perfección. Lo mismo se puede decir de la emocionante y entretenida acción. Spielberg se luce en estos momentos, que terminan siendo muy memorables. Por ejemplo, la búsqueda por esa primera llave dentro del OASIS, casi comenzando la cinta, es pura adrenalina en todo su apogeo. Por supuesto, el tercer acto es de ensueño también.

Otro de los atractivos grandes del filme es como básicamente es una carta de amor a la cultura popular. Desde clásicos del cine hasta personajes de videojuegos populares, Ready Player One está repleto de diferentes referencias, “easter eggs” y guiños. Y, lo mejor de todo es que no están presentes por el mero hecho de estar presentes, sino que sirven a la historia – especialmente al humor incluido. Desde Iron Giant hasta el vehículo, DeLorean, de Back to the Future, la película es un manjar de detalles icónicos que fluyen desde la década de los 80 hasta hoy día.

Dentro de las actuaciones, todo el reparto luce bien. Los jóvenes actores Tye Sheridan (Mud) y Olivia Cooke (Ouija) resultan geniales en sus respectivos papeles. Ambos tienen buena química entre sí, y ambos traen algo de rencor y una actitud sabelotodo a sus respectivos personajes. Mark Rylance (Bridge of Spies), quien se ha convertido en un colaborador favorito de Spielberg, aquí se roba cada escena en la que aparece como James Halliday, creador del OASIS y que tira hacia un Willy Wonka. Y, el actor Ben Mendelsohn (Rogue One) es más que servicial como de costumbre, dándole vida al villano del filme.

Por último, uno de los atractivos más grandes de Ready Player One es su comentario social y que toca temas siempre muy relevantes en la cultura popular. Por ejemplo, la cinta toca temas como el pueblo vs el sistema dirigente, los fanboys vs los haters, el lobo solitario vs el trabajo en equipo, y los gamers vs las corporaciones. Me pareció genial que, con este último, la cinta ataca de cierta manera los conceptos de microtransacciones dentro de los videojuegos, al igual que pagar por membrecía y los DLC (contenido de descarga). Conceptos bajo fuego hoy día. Adicional a todo esto, también se explora la exagerada dependencia del ser humano con la tecnología, y la necesidad de crear un buen balance.

Cabe mencionar la genial banda sonora de Alan Silvestri (Back to the Future). La orquestra suena increíble, consiguiendo ese sonido clásico y nostálgico de las producciones Amblin Entertainment de antaño.

Lo malo…

Uno de los fallos notables de Ready Player One, es que está tan enfocada en entretener con “set piece” de acción tras “set piece” de acción, que Spielberg en realidad no le dedica tiempo a los personajes secundarios. Por ejemplo, al terminar la cinta, la verdad es que no conocemos nada sobre el “High Five”. Y, menos acerca de los demás personajes humanos, ya sean buenos o malos. Esto afecta la conexión creada entre el espectador y los personajes viviendo la historia en la pantalla grande. Y esto causa que Ready Player One deje la bola caer un poco en el aspecto emocional. De haber sido mejor manejado, la audiencia hubiese sentido más por los protagonistas y sus motivaciones.

Otro aspecto que sufre en esta adaptación es lo atractivo entre los dos mundos. Spielberg la saca del parque en casi todo lo relacionado al mundo virtual del OASIS, pero a la hora de presentarnos el mundo real, uno que en sí ya es apático y frio, pues el último deja mucho que desear. El guión, a cargo de Zak Penn y Cline mismo, toca el mundo real del 2045 sin muchos detalles o trasfondo. Y el tiempo que pasamos en él se siente superficial y hueco. Dedicarle más tiempo a este aspecto, hubiese mejorado el balance entre ambos mundos.

Por último, Ready Player One es una cinta que corre a toda furia. La misma básicamente solo contiene una pausa (muy necesaria), en donde el espectador puede coger un respiro y los personajes protagónicos son desarrollados un poco más. Tener una o dos pausas adicionales similar a esta, hubiese ayudado al desarrollo de otros personajes y no sentirse con tanta prisa en algunas esquinas.

En fin…

Ready Player One es una carta de amor de Steven Spielberg a la cultura popular, a la audiencia, al cine y a todos los demás medios, que en algún momento dado nos han ayudado a despejarnos de la vida real. Visualmente impresionante, llena de tremendas secuencias de acción y un ritmo lleno de energía intoxicante, Ready Player One resulta en un tremendo “ride” en el cine. Con su filme más reciente, Spielberg muestra nuevamente por qué es el padre del blockbuster, y que su magia, con la que creó iconos de la cultura popular en los 80 y 90, aun sigue más viva que nunca. Ready Player One es un must-see en la pantalla grande.

Ready Player One estrena jueves, 29 de marzo en cines de Puerto Rico.