Hoy llega a cines la nueva secuela de una de las franquicias más exitosas de todos los tiempos en la taquilla, Transformers: The Last Knight. La serie live-action, basada en la línea de juguetes de Hasbro, ha logrado más de $3 mil millones en la taquilla global, sin contar todo lo que ha generado en mercancía comercial. Nuevamente dirigida por el cineasta Michael Bay (al mando de todas hasta el momento), esta quinta entrega nos presenta a los humanos y Transformers en guerra, mientras que Optimus Prime sigue desaparecido. Ahora, la clave para salvar el futuro de la raza humana está enterrada en los secretos del pasado – historia que incluye una gran relación entre los robots y la Tierra.

Lo bueno…

Como ya es de costumbre en un filme de Transformers, uno de los pocos aspectos positivos lo es el excelente trabajo de efectos visuales. Aunque su director abusa de ellos en numerosas ocasiones, no se le puede negar a Industrial Light & Magic su tremendo desempeño, mejorando con cada filme en la serie. De la mano con este departamento, las secuencias de acción son otro aspecto decente, pero que también terminan cayendo por la borda debido al estilo bombástico y excesivo de Bay.

Entre los horribles personajes humanos y robóticos de este quinto capítulo, solamente Optimus Prime y Bumblebee registran y sobresalen. Mientras que Bumblebee continúa siendo el más adorable y consistente dentro de los filmes, lamentablemente no hay suficiente del carismático bad-ass, Optimus Prime.

Y si podemos ponerlo junto a los aciertos, The Last Knight incluye mucho menos colocación de productos. Sin duda, una mejora.

Lo malo…

Para empezar, The Last Knight tiene un gran problema técnico, que resulta en una inmensa distracción. Y esto es el constante cambio de la relación de aspecto del largometraje. El filme de principio a fin, brinca frenéticamente del tamaño de una cámara regular a una cámara IMAX. Los cortes son literalmente de una toma a la otra, hasta en las escenas de diálogo, donde ninguna acción está ocurriendo. Sin duda, una gigante distracción.

Como de costumbre ya en la serie, el guion a cargo de Art Marcum, Matt Holloway y Ken Nolan, es una atrocidad. La trama central es incoherente, repetitiva y demasiada complicada. Nuevamente el mundo se va a acabar y hay que encontrar un artefacto para impedirlo. En la original eran unos anteojos y ahora es el bastón del famoso mago Merlín. Las numerosas sub-tramas son tontas e innecesarias, y terminan en nada. Los personajes son de cartón, desechables y sin almas. Es increíble como luego de cinco películas, Bay y compañía todavía siguen tratando de hacer estos filmes sobre los humanos. ¡No nos interesan! Venimos a ver a los Transformers. Pero, nuevamente Bay nos presenta un sinnúmero de personajes nuevos, encima de los que ya superficialmente conocemos de antes. La cinta es la más corta de serie, y con todo y eso, se siente más larga e interminable. Y añádele a todo esto, un pésimo diálogo y un humor que da vergüenza. De todos los filmes, este es en el que más han tratado de hacer reír a uno, y en el que más han fracasado constantemente. Es doloroso.

El tercer acto…mejor no entremos en detalles. Pero para que tengan una idea, es como si Tony Montana, luego de aspirar todo lo que quedaba encima de su escritorio, se sentará a escribir con una crayola el tercer acto, para luego editarlo con unas tijeras para niños.

Y para terminar, Optimus Prime salió más en los pósters y material promocional de la película, que en la película. Incomprensible.

En fin…

The Last Knight es la peor de la franquicia. Caótica, sobre compleja e incoherente, esta quinta entrega de la serie se esmera en hacer más de lo que odiamos de las cuatro entregas anteriores, en vez de tratar de hacer más de lo que nos gustó de ellas. Creo que lo mejor que le puede pasar a esta franquicia es que esta secuela realmente sea la última película de Michael Bay. Prendamos juntos una vela desde ahora.