Mañana jueves, estrena uno de los filmes más esperados del 2015: Spectre. El espía más famoso de todos los tiempos regresa en su aventura número 24. En esta ocasión, un mensaje secreto del pasado de Bond lo envía en un sendero a descubrir una organización siniestra. Bond debe pelar las capas de engaño para revelar la terrible verdad detrás de Espectro.
Lo bueno…
La mejor oferta de esta nueva entrega es la secuencia inicial situada en Ciudad de México durante el Día de los Muertos. Durando alrededor de unos 15 minutos, vemos como Bond camina a través de la multitud de gente disfrazada y celebrando, para luego disculparse de su pareja y comenzar una misión. Aquí la dirección de Sam Mendes (Skyfall, American Beauty) y la hermosa fotografía de Hoyte van Hoytema brillan grandemente – creando la ilusión de una sola toma sin interrumpirse. Emocionante y extravagante a lo Bond, sin duda esta es la mejor parte del largometraje.
Aparte de esto, cabe mencionar la participación de la hermosa actriz Lea Seydoux (Blue is the Warmest Color), interpretando a Madeleine Swann – interés amoroso de Bond. Seydoux le añade rebeldía y sensualidad a los procedimientos, consiguiendo excelente química con el actor Daniel Craig en la pantalla grande. Además de esto, Seydoux demuestra poder cargar efectivamente con sus secuencias de acción.
Lo malo…
Spectre se siente como una película de James Bond, pasando por las mociones. Esta nueva entrega ofrece más de lo acostumbrado: localidades exóticas, mujeres hermosas, gadgets geniales y secuencias de acción divertidas. El problema es que en esta salida, no hay casi nada de impacto emocional que vaya de la mano con todo esto. A diferencia de las excelentes Casino Royale y Skyfall, que se desbordan con este aspecto emocional, Spectre se siente cansada y sin espíritu. Incluso, dicho sentimiento se le nota hasta en la cara de su estrella, Daniel Craig – aquí en posiblemente su última película como Bond.
Su duración de casi dos horas con 30 minutos, la más larga en la franquicia, definitivamente no ayuda a la causa.
En fin…
Spectre nos presenta a 007 nuevamente en una aventura extravagante y divertida, que incluye una hermosa cinematografía y varias sorpresas que atan cabos sueltos. Lamentablemente, comparada a la tremenda entrega anterior, esta nueva excursión se siente decepcionante. Su larga duración y falta de emoción, le impiden ser una mejor oferta – posiblemente la última del director y su protagonista. Para mi sorpresa, Spectre simplemente está oka.
