Ayer por fin estrenó probablemente la película más esperada del 2016, Rogue One: A Star Wars Story. Luego de que Disney adquiriera los derecho de Star Wars, la idea principal era lograr una nueva trilogía que continuara la saga de la familia Skywalker. El año pasado, The Force Awakens arrazó con la taquilla y consiguió el favor de los críticos, revitalizando la franquicia y creando la base para nuevas aventuras. El próximo capitulo, Episodio VIII estrena a finales del 2017.
Mientras tanto, entre dichos capítulos, la segunda idea es presentarnos en el cine otras historias dentro del mismo universo. Rogue One es el primer spinoff de la franquicia, marcando el riesgo más grande hasta el momento del estudio. La misma cuenta la historia de un grupo de rebeldes que se encomendaron la misión suicida de robar los planos del Death Star original – en si, literalmente mostrándonos los sucesos que contenía aquel segundo párrafo del “opening scroll” de la cinta del 1977.
Lo bueno…
¡Mucho!
El director Gareth Edwards (Godzilla) se apunta una clara victoria con esta nueva oferta galáctica. Cumpliendo la promesa que nos hizo el día en que aceptó el trabajo, el cineasta nos entrega una cinta muy distinta a lo que hemos visto anteriormente en la franquicia, pero que sin duda se sigue sintiendo como Star Wars en todo momento. Con Rogue One, Edwards nos sitúa en el medio de la batalla entre los rebeldes y el imperio, pero de una manera más real y cruda, en donde la audiencia termina sudando y ensuciándose con ambos bandos durante el caos de la guerra. Ya sea en batallas espaciales o en la lucha terrestre, Edwards supera toda expectativa en este departamento. El mismo es responsable de crear un sinnúmero de nuevos momentos sumamente emocionantes y memorables. El tercer acto y su final es simplemente fenomenal.
En cuestión de los actores y sus personajes, todo el elenco cumple. Felicity Jones (The Theory of Everything) y Diego Luna (Milk) son muy buenos liderando el reparto, pero son los personajes Chirrut Imwe y K-2SO, interpretados por Donnie Yen (Ip Man) y Alan Tudyk (Trumbo) respectivamente, quienes se roban el show. Ambos cargan con la mayoría del humor y son responsables de las mejores líneas de la película.
Rogue One es el filme de Star Wars con los visuales más hermosos hasta el sol de hoy. La cinematografía, a cargo de Greig Fraser (Zero Dark Thirty), es asombroso y los efectos visuales son muy impresionantes. Algunos de los efectos te dejarán literalmente con la boca abierta.
La cinta también incluye un sinnúmero de giros, sorpresas y varias explicaciones a viejas dudas o preguntas, que dejarán a cualquier fan de la serie más que satisfecho. El guión, a cargo de Chris Weitz y Tony Gilroy, logra un balance adecuado entre la nostalgia y lo completamente nuevo. Otro aspecto efectivo del libreto, es de la manera en que nos muestra la batalla interna entre los mismos rebeldes y el imperio. En el área de los rebeldes, la cinta nos hace la pregunta de ¿qué es aceptable a la hora de lograr un acto extremo en nombre de tu causa? Mientras que del lado del imperio, vemos de más cerca la política interna y la disputa entre los diferentes oficiales y sus rangos. Sin duda, aspectos no muy explorados en otros filmes de la serie. Aquí el actor Ben Mendelsohn brilla como el teniente comandante Orson Krennic.
Y por último, me gustaría solo mencionar un detalle más: Vader.
Lo malo…
Unas cuantas cositas.
Primero, donde el tercer acto es espectacular, el primero puede sentirse un poco embrollado. Pues el mismo comienza a un ritmo veloz, brincando de planeta en planeta. Aunque esto no será problema para muchos, sí se nota el cambio drástico entre el primer acto y el segundo.
La banda sonora a cargo de Michael Giacchino (Up, Inside Out) fue una de las decepciones más grandes de la cinta. Con todo y que en algunos momentos recurre a tocar partes de los temas clásicos de John Williams, en el aspecto de todo lo original, dejó caer la bola. Ninguno de los temas nuevos terminan siendo memorables o que se queden con uno luego de salir de la sala – comparado con digamos algo como el nuevo tema de Rey de The Force Awakens.
Los efectos visuales en Rogue One son estupendos, pero hay cierto trabajo técnico implementado, en donde el CGI todavía es notable. Esto saca a uno de la película en algunos momentos.
Por ultimo, aunque definitivamente esencial a la historia siendo contada, espero que esta sea la ultima ocasión en que veamos o sepamos del Death Star o cualquier tipo de arma mortal similar, en futuros filmes. Creo el mismo ya cumplió su propósito en el mundo de Star Wars. Ahora, hacia nuevas cosas.
En fin…
Rogue One es el filme de Star Wars, que como adulto (los que crecimos con las originales), siempre hemos querido ver. Un tono más oscuro, momentos súper memorables y un sentido de suspenso contagioso, hacen del primer spinoff de la franquicia, una enorme jugada que resulta en gran éxito. Lograr que una película te mantenga al borde del asiento, ya sabiendo hace muchos años como finaliza todo, no es tarea fácil. Por esto y por mucho más, Rogue One termina siendo un triunfo.
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